Thursday 29 July 2010

Thursday 22 July 2010

orfebrería


sin las dudas, aunque una de las cuentas ruede por la mesa y rechace la condición ser collar,

no es collar

y entonces pareciera que hay una puesta en dudas, pero es otra cosa,

es un reto elemental

y la tarea se sucede silenciosamente, en realidad ocurre y ocurre las misma tarea enfilada una
vez tras la otra, y avanza entre ademanes, y el collar será de una belleza inexpugnable,

ella es, ahora, sus manos,

sin las dudas, y la evocación de una tarea pendiente es llevado en un canasto y se pierde en la curva de un río con totoras,

el recuerdo-cosa es una idea de un lugar y de telas, y ella es, ahora, pausados embelecos,

y la idea de la cosa –ella trabaja en un metal acuñado- no tiene siquiera tallo u hojas, sino es un poco de polen que es llevado por las cosas del viento

aunque exista la rueca, la espera, la ropa blanda, ella es rumiando vida, quitando una pelusa a un baúl de meditaciones cuando la lleva aquí y allá un revuelo naranja y el por vez primera collar enfría sus dedos

me miro las manos y también me pasa que la idea es llevada pero en una caja de herramientas de juguete, muchas letras que en apariencia dicen “mis manos son barro cocido al sol”

y después, sabrá Dios que me lleva de aquí a allá la expresión en fuga -pero con un centro preciso-: “oh, fiebre mía”, y me levanta por el aire un verso libre que comience “oh, rondar por su casa...”, y luego “... que ya no desmayes…" y “ ...rompiendo dinteles”; y un hermano calor difumina cuestiones algodonales someramente en mi estómago hasta un bienestar de madera balsa que también es llevado, y sólo puedo pensar en mimbre, ombú, níspero, nogal…

HIPOGEMIO.

Wednesday 21 July 2010

Thursday 15 July 2010

Monday 12 July 2010

Tuesday 6 July 2010

Friday 2 July 2010

Disposición a la charla

Preciso, tierno acecho; descendamos al estado de oscura latencia donde, retirados en un vergel acompasado por cuerdas brumosas, podamos conversar. Huele tanto a madera, y a la meditación del roce ligero. Las nubes se agitan y hacen cabriolas enseñando el único modo de descubrir la noche. Entonces, blanca, afable, desvaída va la inadvertida luna.
Hoy el tiempo impuso su calma rigurosa y -en el aplomo de la certidumbre- las palabras sestean en la hierba, prestas a su eterno oficio de desmayo en las cornisas del espíritu, las lajas húmedas -muros níveos de la escasa formulación-. Menguantes cuando las comisuras guardan verdades elementales como el rudimento de tu voz; tu preciso, tierno acecho.