Saturday 29 October 2011


Estás ocultándole al mundo lo que todos pueden ver
Estás tapandote las manos con la cara

Thursday 27 October 2011


así de buena, así de imperfecta, se concibe la prosperidad, no en el empacho nuevo, pero en el confín de la denuncia amorosa, en los ratitos donde ojo que nos perdemos y decimos tal y tal cosa, ni sobornos, ni místicos, proporcionados, bien dando por fechoría reclamarnos al través de lo otro, disociados, y ascendemos, sorpresivamente, como una lechuga fresca que se despliega en el ápice del tenedor adornando la sala ¿sabés? con esa pirueta, con ese riesgo alcanza

Wednesday 26 October 2011

Las obligaciones y la dificultad horaria de Rofo lo obligaron (aunque el verdadero móvil haya sido la santa gana, y el de la santa gana -pero cómo!- la santa duda de saber qué se siente meterse en una caja de cemento para añorar las otras cosas y hacer ruido a deshoras; añorar en paz, sobre todo, una boca fresca y tibia que querría volver a encontrar perezozamente, sin buscarla pero recibiéndola ya, ya, sin todo el tiempo del mundo que, por desgracia, sobraba en las noches, para volverse un maquinista que cruza la pampa en su propio destierro) a la mudanza que, entonces, había emprendido hacía ya dos meses (el tiempo establecido por los gregorianos rara vez se corresponde con el de alguien que vive del amor y lo sabe; entonces nadie hay que diga si lo piensa, pudiendo convencernos si nos dicen sesenta días o casi nada, pero aquí entra en juego el encanto del envoltorio y la piel del camaleón, todo ello negando las licuadoras y los dilatores temporales que suelen ser todas las cosas que no sean mirar el calendario mirando un calendario; y en el caso de Rofo, el tiempo transcurrido se parecía mucho, aunque de manera distante, equívoca y llena de osmosis y superposiciones, a dos meses gregorianos). También pesó el que, como lo leyera a Onetti, se entusiasmara con el producto de alguna temporada en la cama a pura hediondez de tabaco y vino malo -pero bien sabía que el recibo no es la guita; dos decenios era nada y el lujo de la alcoba era el lujo de los años-, coqueteando con Celine, Pushkin y queriendo ser Juan Dávalos para tener que escribir relatos del norte argentino cuando no haberlos vivido; para ser el que hubiera cruzado la cordillera entre sopas y charqui congelado llevando cien toros y llorar de corazón a Loreto una vez a resguardo en San Pedro de Atacama.

Monday 24 October 2011

Thursday 20 October 2011

Saturday 1 October 2011

Que ya quiero yo el hundimiento
Que ya quiero reflotar

Lo cóncavo en mi madera
Una noche verlo espetar

Cuantimenos digan que absurdo
Cuantimás me dejen pasar

Y suponga sentencias o sino
Buscarme para extraviar

Que encallar no sirve de nada
Que es lo mismo desmayar

Es la nave de los perros
La que quiero destrozar

Hablo entonces de una muerte
Que si igual ha de llegar

Con clamar nada se pierde
Y al copista hago callar

Todo por expulsarme
De dentro este denso estar

Que mina cualquier poniente
Con sumas de nunca acabar

Que ya quiero yo el pudrimiento
Para así poder reflorar

En las aguas de aquello perdido
Que ningún día fui yo a extrañar

Como si de ese valle gustara
Antes de haberlo yo degustar

HIPOGEMIO.