Friday 29 October 2010

Wednesday 27 October 2010

Gregory Isaacs
Fletchers Land, Kingston, 15.VII.51 – Londres, 25.X.10

Sunday 24 October 2010

Thursday 21 October 2010

Wednesday 20 October 2010


¿Qué, este pesar liviano?
¿Niebla, humo en la tierra?
¿Fruto, qué?
¿Bien renacería?

No.

Mas descansaría.
O rebrotaría.

Y voy.









Tuesday 12 October 2010


conocer puede ser recordar otra vez acá,
es este día en que las hebras del aire
tienen luceros rojos
y vamos a encontrar alguna señal,
un juego que no sepas

comprender es hacer que la mente vaya partiéndose
como la cáscara de una nuez,
tu voz sube al tiempo
en que una gota va cayendo

Días de Sal

Friday 8 October 2010

Monday 4 October 2010

En agosto me arrancaste de las sábanas con un llamado a media mañana que no llegué a atender. Era sábado y me había levantado con la misma idea que arrastraba desde hacía dos semanas: cortar el pasto. La última vez tuve que salir con botas de goma, porque el perro andaba atontado y me pareció que podía haber víboras entre la maleza que le hubieran picado. Tan largo lo tenía.


Cuando llegaste dijiste que no, no estaba tan largo. Y era cierto; las botas fueron para probarlas, por que a esa altura ya me iba. Tres días y me iba. Vos acomodaste tus herramientas y trabajabas en silencio un alambre inolvidablemente largo y fino. Silbabas variaciones improvisadas sobre dos o tres notas que me hacían acordar a la compota de peras o a un cuadro con peras; yo me la pasé escuchándote hasta que terminaste con un grito de cotorra bastante agudo, suave, casi inaudible. Yo aplaudí de pie.


-En tres días salgo, bondi, tren, tren, bondi, dedo y llego. Vos después, y yo te espero en la ruta y Marineros. Dos kilómetros y Lauregui nos hace el pase de posta de la llave y el telescopio porque no lo deja sólo nunca. Un espectáculo nocturno.
-Sí, y le pintamos el techo de blanco. Le dije que vamos a andar con tiempo. Aunque no voy a llevar despertador, y podemos pintar de noche. Yo estoy lista, todo listo, compré galletas de arroz, jamón, palmertias y yerba, y hoy me llevo las botas de goma.
-¿Galletas de arroz? Te usé las botas; pensé que me las dabas.
-Si a vos no te quedan. Sí, galletas de arroz.
-Me las probé nada más.
-Lauregui nos deja un auto viejo, muy viejo y negro. Resulta que cuida tres o cuatro y anda como perro con dos colas mirándolos de arriba y de abajo; "me siento en un fardo y los miro, los dibujo y paseo cada tanto".
-Hermoso, podemos salir de noche con el telescopio y meternos campo adentro, todo oscuro, campera y bufanda y dormimos en el auto. Anoche soñé que se me congelaba la barba y me ponías agua tibia con limón para recuperarla. ¿Llevas campera?


Y te dije (y vos te reíste como un sí, atrás de una pinza y la trama de tu pelo): -Si, al llegar, le ganamos al frío, voy a quemar las naves.


Y después vino la playa. Pero entonces ya era verano, y lo del medio es pura miga de memoria.