Pienso en nacer perdido y memorioso, como nacen quizás preguntones una mañana, un viejo y se apoyan en ventanas,
Nacer, digamos, pleamar y cuarto menguante, atasco
o pasillo duro,
Caído de un racimo, filtrado de una grieta.
Y con ruido y silencio y tiempo –ese gato que
mira y se lame-,
Que los dedos de ceniza se vayan cargando de savia y
fibra muscular
y los huecos de los ojos se llenen de bosques, de
tú riendo a mil burlas contra todo.
nacer bicho canasto
y morir de cien colores,
batiendo alas al viento,
de un estornudo o un solo zarpazo.
En medio de ellos, el amor azul y los tambores de
gamuza no serán vistos;
Serán presencia límpida donde vivir y ser vividos.
HIPOGEMIO