Friday, 23 December 2011

Fantasía para desenvolver las manos


DEDO A DEDO se me cae de las manos la dicha enjabonada, se me vuelve, se me aleja,
se me planta, se me fuga, se me alegra, se enmudece, se marea, se resbala (pero vuelve),
dedo a dedo, gota a gota, calma a calma. se debaten y se gruñen las palabras hechas
de humo por salirse y olvidarse, se chocan, se empujan, se esperan, se miden, se
pispean, se acorralan, y se mueren o se duermen, punto a punto, letra a letra,
coma a coma. las viejas resinas cierran los ojos, se desmayan (mientras) la
boca se me apura, se me escapa, se desata, se pasea, se desgrana, se des-
hace o se hace agua, busca casa, quiere tregua y se desdobla, diente
a diente, grito a grito, lengua a lengua. los pies cansados se
desarman, se libertan, se caminan, en arena, ya tostada,
ya en silencio, ya de fiesta. la dicha (hecha de espuma)
de mar salitrosa, arrebata como un púgil y muestra
las cosas, las toma, las deja, las mira, las dice, las
toca, las abre, las llena, las gasta, las pule, las
frena, las oye, las llora, las lleva, las ama,
las calla, las ríe, las mueve, las deja a
las cosas las deja cara a cara, costa
a costa, dedo a dedo, uña a uña,
éstos son ojos, no más, ojos,
pero esas son perlas casta-
ñas, sí, perlas, castañas,
así miran las perlas,
yo no sé, pero,
ay, esa mi-
rada de
fondo
marino,
como un
crisol de aire
y flores, sabré lo
que es un vaso, un
lirio, la noche, o el tiem-
po, sí, lo que es el tiempo
después de habernos consuma-
do, te habré visto reír y me habrás
visto soñar, dedo a dedo, desarmarnos
de los miedo tan sobrantes, de las telas, de
las algas, los escudos o escafandras, agotarme como
un ciclo en tus honduras, cerrazón, tan perla castaña, tan
diáfana, sol pausado, girasol, te miro y no estornudo, te miro y
me mirás, te veo, me ves, nos vemos, nos miramos, ojo a ojo, hom-
bro a hombro, gota a gota, de vos yo de mí vos nosotros nadie en nues-
tras tierras bajas, pequeña cosa, terrón, boca, las vías de tu pecho ¿a dónde
van que me subí y ya no me bajo?, entonces ya no hay hipo, las manos se nos
calman, entonces las mimosas no se quieren acostar, se me cansa la palabra, se
me juntan los dipsalmas, sólo puedo ver las nubes, que regalan dos jirafas, una es
tuya la otra es mía, ahora funden y se tapan, debe ser que allá en el cielo ya es la hora
de mirar la resaca de las olas o a un jilguero bostezar. ces´t fini, y a navegar HIPOGEMIO