se forjó de tus límites rozagantes
y en el apocamiento de la soledad
libase el recuerdo fulminante
deliciosa potestad que sublevo
para secarme y nutrirte de nuevo
con un secreto de sangre en la boca
y un ansia loca [en todo el cuerpo
¡pero ni en la voracidad terrible
el religioso perfume es asible!
y los ojos como viejos pañuelos
y los días escarpados de anzuelos
y el atosigamiento invisible
del miedo