Wednesday 30 May 2012

Poema 30


Las cosas, amor nace, nos lanza, en su
patrón irremediable, la física
arrojada del tiempo que se despliega
con la intensidad de una madre,
para sorprenderme, en un definitivo
olfato de paz, habiéndote elegido,
entre todas las amenazas, sonrisa,
que trae la fresca promesa de la hojarasca.
Decir las cosas de día, desnudo,
liberto, besando el riesgo, lengua
de tierra que penetra en el mar,
con la sutil mañana iluminando
la mejilla y el pezón, rozagantes,
y los ojos abundantes nutriendo
lo que vendrá transcendiendo.
Mutar, como nunca se ha temido,
anhelar, para que ni el pétalo
toque ese entramado de rocío,
gemir, por la mano exigua a la intención,
soportar, la interrupción cotidiana, 
rezar, por su innata fragilidad, 
y cantar, cuando por su fuerza 
de belleza se vuelve a levantar,
perfumándose,
velo de lagrimas, contorno de sed, 
ofrenda cristalina, cántaro,
encomienda, para siempre,
vigía, arcángel, voluntad.