Wednesday, 30 November 2011

Sunday, 27 November 2011

Wednesday, 23 November 2011



El niño bueno

No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies,
no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo.

Acepto este destino de camisas planchadas,
llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras.
El largo desarreglo de los sentidos me va mal, opto
por el dentífrico y las toallas. Me vacuno.
Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente
para traerte un pescadito rojo
bajo la rabia de gendarmes y niñeras.

Julio Cortázar

Sunday, 20 November 2011

Thursday, 17 November 2011


el tiempo inescrutable no se parece en nada
a las viejas estatuas que permanecen carcomidas
tras las rejas en las casonas del vedado.
por estos años el tiempo es algo tan vivo
que el parque atestado de motos en parqueo
la calle más libre el transeúnte
tienen síntomas de enternidad. no se permite
andar con la mejilla sana y el ojo cabizbajo
mirando a través de un binóculo
cómo la historia se produce. Hay que saltar
por la ventana del tren
cuando pasa
y sostener con lo que esté al alcanze
las líneas verticales del horizonte

Lina de Feria (n. 1945)

Wednesday, 16 November 2011

Lumen

una luciérnaga entra en un cuarto de revelado cuando Grosjean, chorreando calor, trabaja en sus fotos y toma tanta agua como le permite el municipio casi fantasma de Pituil (¿fantasma para quién, Groschean?), donde, no sabe aún porqué, habita un rancho que es delicia, recados y algunos cueritos de su anterior dueño.

apenas completan sus pocas ropas y un número vergonzante de encendedores para, tan sólo, siete cigarrillos liados en la penumbra de la hell´s kitchen en que revela buscando la mejor toma de aquella Ford F-100 celeste que vio levitar en el sembradío de sorgo a mil quinientos metros de su casa.

una luciérnaga entra en su cuarto de revelado y Grosjean  que sospecha que ha vivido, olvida las lecciones y la mira embelezado porque diez años han pasado desde su última luciérnaga. quién pudiera pensar mientras, canta Grosjean mientras abandona aquel fenómeno de luz por este otro mucho más situado por aquí; un suburbio más como los pantalones y el humor ácido o bostezar.

una luciérnaga entra en su cuarto y Grosjean como se reta pues se ha recluido a revelar y no a desobedecerse. pero cuánto ha que no veía una y oh! pero que... oh! luciérnaga! y esa luz?

una luciérnaga entra y Grosjean se retira de la labor que en plan rigor se propuso. pero es buena tarea. pero oh! tantos años! esa luz...

una luciérnaga vela sus fotos y sus planes y Grosjean ríe como un tonto oh! mis fotos y planes!

una luciérnaga pero qué calor entre estas máquinas, acá adentro hace un calor! la velocidad de obturación oh! entonces toma una hoja y un lápiz y escribe una lista aleatoria de todo aquello que oh! quisiera tener en su archivo de fotos cuando lo vuelvan. listo, está escudado. qué necesidad.

una luciérnaga sale volando de un cuarto de revelado y un Grosjean encandilado arguye que por hoy saldrá a pisotear más tierra y menos moscas aunque oh! piquen y no iluminen por aquí; así de fototaxismo positivo es si se trata de penumbras. y claro.

Friday, 11 November 2011

Wednesday, 9 November 2011

Entonces, digo, hoy Brezzia moría. De cirrosis y dolor infinito hasta de metatarso.

"Y qué, carajo. Y qué. No me tomen en serio, les ruego, que eso contagia, y al ser ustedes mi cántaro, terminaré por hacer de mis últimos respiros un momento de mármol estúpido y estóico en vez de llamar al distribuidor para que me traiga cuarenta suelas Febo y fumar mordiendo cualquier pedazo de Lorena. Su llanto ha consistido, estas semanas, en lavar los platos puntillosamente".

"Lorena, me muero. Como cualquiera, he hablado y pensado de más. Mañana se cumplirán treinta días desde que la Señora de Páez dejó sus zapatos taco aguja. Son todos tuyos, querida. Si los reclamase, dile que he muerto. Te dirá que nada tiene que ver, pues no es decorosa; dile entonces que pasaron treinta días y que, por tanto, nos pertenecen. Si insiste, dáselos. No hay que ser, en nuestro oficio, instransigentes. Sin embargo, no conserves ni vendas los botines Sudamerica del chico de Soria; esperémoslo tres meses más si es necesario. El dolor físico me ha puesto insoportablemente lúcido acerca de dos cosas: no debe uno beber tanto; tus antebrazos y muñecas son una proeza divina, la quintaesencia de la realidad que ha conservado intacta mi locura a través de los años. Pi es igual a tres coma catorce. Necesito una convención abstracta para sentirme menos vivo y, por ende, vivo. Tontas horas de claudicación. Ya no quiero que laves los platos con tanta enjundia, querida. Si te hallaras triste, espérame en la pérgola de Jardín Brown, donde acordamos no encontrarnos nunca. Parecera un día cualquiera, un nunca cualquiera. Luego olvídame, o no, libremente. Perdón, no más consejos; no estaré y ese mundo ya no será mío. ¿Cómo suponer que se parecerá en un pelo a este otro que se esfuerza bajo mi peso? Notarás que te hablo en español castizo; es una costumbre que adquirí ahora. Siempre supe que lo haría en mi lecho de muerte. No es que tenga miedo, querida, pero estoy nervioso y me duele el estómago. Un día, quizás, que no será tal o será todo uno infinito, me dirás si también a ti te inquieto sobremanera, cuando decías chau, el que tus pensamientos se tornasen todos de color naranja y te mirasen como un congreso de cabezas de fósforo. Por mi parte, digo adiós a la contradicción que nos sostiene y nos contiene y muere con el último pulso. Aunque, como queden de mi algunos hitos atemporales -un gol, una palabra, un gesto a tus inmanencias, un modo de sostener la cabeza con las manos en una foto negándole el abismo pero conminándola a una extraña quietud vibrante-, todavía me vean mañana desdecirme en el orden urgente de mi taller, en un consejo antiguo que aceptarás o no pacientemente o en extrañas máscaras que, habiendo reemplazado mi rostro tantas veces, la traigan al mundo a escondidas y de a ratos; quien dice, en el aroma de la salsa fileto. Te estoy hechando de menos y tejes a mi lado. ¿Lo ves? Ahora voy a quemar este manuscrito vergonzante y canino y te voy a invitar a jugar unas manos de truco. Acaba, por fin, Brezzia, toda esta martingala. Es todo, corazón", apuntó, y ya no más.

Un valle azul, silencioso; un bosque húmedo y solidario, un árbol, una raíz sobresaliente hace un arco donde hay vida. Ahora y mientras lo voy diciendo, Brezzia el sucio es una flor sin nombre.

("De flor en flor")

Wednesday, 2 November 2011

Tuesday, 1 November 2011