Tuesday, 22 June 2010






"Pero cuando corrió por la calle, por entre charcos apenas interrumpidos, tuvo que dar unos trancos apoyando todo el zapato, hasta que de repente un húmedo hocico de caballo le rozó la frente. Ahí estaba el ómnibus. Velozmente accedió al compartimiento vacío; se sentó junto al vidrio, detrás del asiento del cochero, y acodó la espalda en el rincón pues ya había hecho todo lo que era necesario; puesto que si el cochero dormía ya se despertaría al amanecer; si estaba muerto ya vendría un cochero nuevo; pero si tampoco esto último sucediese ya llegaría con el tren de la mañana gente apurada que armaría barullo; en cualquiera de los casos uno puede permanecer tranquilo, puede, inclusive, cerrar la cortina de la ventanilla y esperar el sacudón con que este coche necesariamente emprenderá la partida."

Franz Kafka. 1907.

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