Tuesday, 28 December 2010

Sunday, 26 December 2010


- ¿qué es una sospecha, watson?
- un tempano, querido amigo
- ¿y si no?
- un castillo de arena
- de acuerdo (como si un cuervo cruzara su cara; patea sin ganas un tonto guijarro)
- una sombra, un guiño de los buenos
- ¿de los buenos? puede, pero el misterio del que le hablo... no hay crimen, amigo, no hay malos. hay, digamos, ojos fugitivos, bocas tal vez imantadas, un pasado de mármol, tinta azul, condiciones de aguardiente...
- entonces no oculte su cara, gran detective; debe ser pan comido para usted
- no tome nota, querido watson, hoy no. ¿cuánto nos ha dado, en estos años, la intuición?
- oh... la señora. todo, en efecto
- en efecto, pues... gracias watson, ha sido muy amable. creo que es aquí, amigo. siga usted entonces, lo tendré al tanto. (ya solo, en el zaguán) luna de queso, hiéreme de intuición, luna, abre tus fauces y allí respirar y actuar. sospecho que te habla, luna, mas no quiero su secreto. quiero el tuyo, por el que vuelves y vas y meditas nuestras noches.
dos aplausos bastaron, ruido de escalera y diafanía de almendros en el aire, humedales en su pelo, frescos arándanos en lugar de boca a las doce de la noche de su noche



Friday, 24 December 2010

Thursday, 23 December 2010

Wednesday, 15 December 2010

Tuesday, 7 December 2010

Estas son unas palabras acerca de Solivantares. A esta altura, oídas de oídas. Ya no quedan, se dijo en el café Los Galgos, quien pueda corregirlas o sopesarlas. Empero, me muevo con cautela (también escuché que Perdigoni fue visto hará tres meses tocando en Parque Chacabuco) e invito a revisar mi tamiz y mi imaginación en esta noticia porque, de un modo extraño, oyendo sus grabaciones, me siento un testigo parcial, insospechado, cómplice de las más olvidada de las suyas.
Decir que voy a contar su historia sería mucho, pero mucho es también el guantazo en la pera a la nada de lo que supe de él cuando el viaje era en mi cabeza un expediente sin cocer, un mapita sin líneas, una almohadilla seca sin la tinta de mi urgencia y sus ganas. En un cuartito, en un pasillo de los tantos que se caminan de día con zapatos burocráticos y se limpian de noche, en el silencio y el método de las horas nuevas, me lo contó Cano Arias, lampazo en mano y poco, casi nada en la lengua.
No dudó cuando dijo que era mayo y que el frío era tal que congelaba hasta los sueños; que tal vez por ahí anduvo el problema -pero siempre sonrió Cano mientras me hablaba de Soliva y, en rigor, nada se dijo acerca de un problema-. Andaban por Pedregosa, dijo, y de lejos se veían las luces de Mar del Plata.

(...) -Ninguno se animaba a bostezar, aunque la historia era viejísima, porque la voz de Solivantares era un arco tensándose, un abismo, un puente roto. La escuchábamos como si saliera de mucho, mucho más atrás, en el tiempo, en la garganta, en las palabras. Tricotti propuso un truco, pero él dijo no, acompañaba desde afuera. Discutió con la guitarra hasta que sacó dos tres acordes hermosos y arrancó con una milonga urgentísima. Entonces Cano dejó de lado el maso en veinte dieciocho y sacó una ginebra Llave como para regar el repertorio, que al rato andaba por Golondrina y después Garufa con coros de Jarca y final a capella; el Húngaro en el fuelle y la puerta abierta, Solivantares de espaldas caminando derecho para la escollera y mintiendo que allá el atado de Imparciales y se venía Tu piel de Jazmín.

Caminaba como un pensamiento ciego. El día había sido prácticamente común, tal vez un poco más de todo. Pero también comprar Imparciales, tomar el mate, deshojar un punto oscuro en su cuadernillo de anotaciones invernales (que se había vuelto hostil con la helada de Pedregosa pero también venía para la risa y para leerlo el lunes y decidirse que podía mascar una mejor, y que el juego avanzaba), lustrar la guitarra, comer seis, siete pastelitos de dulce de damasco, velar por alcanzar con los ojos una noticia vieja pegada a un diario pegado al piso pegado a la tierra mientras buscaba una frazada en el ropero y escuchaba la Oral y hacía equilibrio arriba de una silla y recubría de néctar matinal su viejo escudo para que no se le rajaran las uniones por los agujeros de otras batallas, si es que de alguna había vuelto o a alguna había ido. Pero dígame -se había preguntado- porqué si me he dispuesto rever, pensar en ella a lo sumo pegando la oreja a la radio, se me presenta como estornudos al sol el organillero Barona, de Alsina y Balcarce. Hace un tiempo sólo acepto digresiones. Pucha. (...)

-Se perdía allá al fondo si lo veías por la puerta, Solivantares.

El hartazgo de lo febril, aun de lo risueño; una santa gana dando paso a la gentil retirada -que de otro modo no hubiera aceptado-; a no dejar estar sus huesos. Si después volvió al año es anécdota. Que anda tocando en Patricios, que tiene una guitarra, que los viernes a la noche come pizza y juega truco. Cano Arias me habló de entones, como si yo pudiera entender ese entonces, ahora, acá, y encima con el caldo tibio que se respira en este cuarto por demás apagado. El grillo testarudo de la ventana y yo tratamos de entrar en la cadencia Solivantares, dormiríamos en sus zapatos si nos dejaran. Lo queremos y nos asusta si no fue así. Pero por ahí anduvo la cosa, dijo Cano que reanudó el trabajo siendo las cuatro de la mañana, y a mí se me pidió que me las tome antes de las cinco, llegaba el guardia y él, poniendo la pava y mascando amaretis de a media docena, se dejaba hundir en el cansancio de su litera después del séptimo mate, con un boletín radial que no podía ser ni bueno ni novedoso y le costó a Canito el último carajo interno del día, pero al que su sueño no dejo entrar; en cambio sí a Solivantares que, fumando un pucho eterno, le contaba en Pedregosa -era su cuarto- la última con Cándida en el baile de fin de año, planta baja, ventana al cuadradito verde que atoraba las baldosas homenajeando ufano otra época más allá de las puertas del sur, pasaje Cranwell creo. (...)

Monday, 6 December 2010

Thursday, 2 December 2010

Thursday, 25 November 2010

Saturday, 20 November 2010

Decir

Hubo una vez una mujer tan hermosa que no se le podía decir nada, ni bueno ni malo.

Los hombres del pueblo, advertidos de su encanto, evitaban el encuentro. Sabían que, a duras penas, podrían volver balbucear algo más en lo que les quedara de vida.

Cada cuatro o cinco años algún loco se lanzaba con dos o tres palabras ensayadas. Regresaban siempre con semejante nudo en la garganta que ni la sopa les pasaba y, a más tardar, a los seis o siete días, paraban de contar.

Veintiocho años y cuatro meses llevaba ya el monólogo de la señorita, y el noviciado se le ofrecía. Tal vez Dios, tapándose los ojos, pudiera decirle algo.

Con el bolso en la mano y la resignación en la espalda, partió un seis de enero de mucho calor, y se encontró en la tercera esquina con un Tito Fuentes más feo que nunca, con vino hasta en las uñas del pie, que apenas escuchó los pasos giró la cabeza y le gritó: “¡Víbora desalmada!”.

Ahí nomás, la mujer más linda que esta tierra haya proveído, abrió el bolso, sacó dos alianzas de plata y le propuso unión eterna al malcarado de Fuentes, que media hora más tarde, en ceremonia muda, asentía con la cabeza.

Friday, 19 November 2010

Tuesday, 16 November 2010




Dali Atomicus, Philippe Halsman, 1948

Wednesday, 10 November 2010

Tuesday, 9 November 2010



grant´s dimensions


Wednesday, 3 November 2010

Friday, 29 October 2010

Wednesday, 27 October 2010

Gregory Isaacs
Fletchers Land, Kingston, 15.VII.51 – Londres, 25.X.10

Sunday, 24 October 2010

Thursday, 21 October 2010

Wednesday, 20 October 2010


¿Qué, este pesar liviano?
¿Niebla, humo en la tierra?
¿Fruto, qué?
¿Bien renacería?

No.

Mas descansaría.
O rebrotaría.

Y voy.









Tuesday, 12 October 2010


conocer puede ser recordar otra vez acá,
es este día en que las hebras del aire
tienen luceros rojos
y vamos a encontrar alguna señal,
un juego que no sepas

comprender es hacer que la mente vaya partiéndose
como la cáscara de una nuez,
tu voz sube al tiempo
en que una gota va cayendo

Días de Sal

Friday, 8 October 2010

Monday, 4 October 2010

En agosto me arrancaste de las sábanas con un llamado a media mañana que no llegué a atender. Era sábado y me había levantado con la misma idea que arrastraba desde hacía dos semanas: cortar el pasto. La última vez tuve que salir con botas de goma, porque el perro andaba atontado y me pareció que podía haber víboras entre la maleza que le hubieran picado. Tan largo lo tenía.


Cuando llegaste dijiste que no, no estaba tan largo. Y era cierto; las botas fueron para probarlas, por que a esa altura ya me iba. Tres días y me iba. Vos acomodaste tus herramientas y trabajabas en silencio un alambre inolvidablemente largo y fino. Silbabas variaciones improvisadas sobre dos o tres notas que me hacían acordar a la compota de peras o a un cuadro con peras; yo me la pasé escuchándote hasta que terminaste con un grito de cotorra bastante agudo, suave, casi inaudible. Yo aplaudí de pie.


-En tres días salgo, bondi, tren, tren, bondi, dedo y llego. Vos después, y yo te espero en la ruta y Marineros. Dos kilómetros y Lauregui nos hace el pase de posta de la llave y el telescopio porque no lo deja sólo nunca. Un espectáculo nocturno.
-Sí, y le pintamos el techo de blanco. Le dije que vamos a andar con tiempo. Aunque no voy a llevar despertador, y podemos pintar de noche. Yo estoy lista, todo listo, compré galletas de arroz, jamón, palmertias y yerba, y hoy me llevo las botas de goma.
-¿Galletas de arroz? Te usé las botas; pensé que me las dabas.
-Si a vos no te quedan. Sí, galletas de arroz.
-Me las probé nada más.
-Lauregui nos deja un auto viejo, muy viejo y negro. Resulta que cuida tres o cuatro y anda como perro con dos colas mirándolos de arriba y de abajo; "me siento en un fardo y los miro, los dibujo y paseo cada tanto".
-Hermoso, podemos salir de noche con el telescopio y meternos campo adentro, todo oscuro, campera y bufanda y dormimos en el auto. Anoche soñé que se me congelaba la barba y me ponías agua tibia con limón para recuperarla. ¿Llevas campera?


Y te dije (y vos te reíste como un sí, atrás de una pinza y la trama de tu pelo): -Si, al llegar, le ganamos al frío, voy a quemar las naves.


Y después vino la playa. Pero entonces ya era verano, y lo del medio es pura miga de memoria.




Wednesday, 29 September 2010

Thursday, 23 September 2010

- the Woodstock sound, some law, some flower lessons biding you speak or father brown´s,
but
now you´re steping real grass, G.




Monday, 20 September 2010

Thursday, 16 September 2010



"Entra en los grandes oficios (ya llega el momento), oh vástago querido de los dioses, magna
semilla de Júpiter. Mira el mundo que te hace señal con el peso de su bóveda, y las tierras, los
trechos del mar, el cielo profundo; mira cómo todo se alegra con el siglo que está al llegar.
¡Ojalá me reste para entonces la última parte de una vida larga y el aliento suficiente para
decir tus hazañas!"
Égloga IV (fragmento); Bucólicas, Virgilio.

Saturday, 11 September 2010

Monday, 6 September 2010

Thursday, 2 September 2010

Monday, 30 August 2010

Saturday, 21 August 2010



Como bostezos;

como suspiros peregrinos

voy dejando manchas de tu bosque,

al volver mil veces -cual sea yo-,

sobre las huellas de nuestra faena

Tuesday, 17 August 2010

Friday, 13 August 2010


Luego, diremos que todo ello fue un recodo. Quedó dicho en ese frío;

a la gélida mansedumbre de agosto fundamos primaveras;

florecería nuestro idilio cortés a título de naderías y botas locas.

¿Qué tal si dijese que un colibrí picoteaba inquieto “La ciudad y los perros”

en la vereda impar de Corrientes y Ayacucho?


Thursday, 12 August 2010

Monday, 9 August 2010

Tuesday, 3 August 2010




Crystal Palace Park, Uprising Tour, June 1980

Thursday, 29 July 2010

Thursday, 22 July 2010

orfebrería


sin las dudas, aunque una de las cuentas ruede por la mesa y rechace la condición ser collar,

no es collar

y entonces pareciera que hay una puesta en dudas, pero es otra cosa,

es un reto elemental

y la tarea se sucede silenciosamente, en realidad ocurre y ocurre las misma tarea enfilada una
vez tras la otra, y avanza entre ademanes, y el collar será de una belleza inexpugnable,

ella es, ahora, sus manos,

sin las dudas, y la evocación de una tarea pendiente es llevado en un canasto y se pierde en la curva de un río con totoras,

el recuerdo-cosa es una idea de un lugar y de telas, y ella es, ahora, pausados embelecos,

y la idea de la cosa –ella trabaja en un metal acuñado- no tiene siquiera tallo u hojas, sino es un poco de polen que es llevado por las cosas del viento

aunque exista la rueca, la espera, la ropa blanda, ella es rumiando vida, quitando una pelusa a un baúl de meditaciones cuando la lleva aquí y allá un revuelo naranja y el por vez primera collar enfría sus dedos

me miro las manos y también me pasa que la idea es llevada pero en una caja de herramientas de juguete, muchas letras que en apariencia dicen “mis manos son barro cocido al sol”

y después, sabrá Dios que me lleva de aquí a allá la expresión en fuga -pero con un centro preciso-: “oh, fiebre mía”, y me levanta por el aire un verso libre que comience “oh, rondar por su casa...”, y luego “... que ya no desmayes…" y “ ...rompiendo dinteles”; y un hermano calor difumina cuestiones algodonales someramente en mi estómago hasta un bienestar de madera balsa que también es llevado, y sólo puedo pensar en mimbre, ombú, níspero, nogal…

HIPOGEMIO.

Wednesday, 21 July 2010

Thursday, 15 July 2010

Monday, 12 July 2010

Tuesday, 6 July 2010

Friday, 2 July 2010

Disposición a la charla

Preciso, tierno acecho; descendamos al estado de oscura latencia donde, retirados en un vergel acompasado por cuerdas brumosas, podamos conversar. Huele tanto a madera, y a la meditación del roce ligero. Las nubes se agitan y hacen cabriolas enseñando el único modo de descubrir la noche. Entonces, blanca, afable, desvaída va la inadvertida luna.
Hoy el tiempo impuso su calma rigurosa y -en el aplomo de la certidumbre- las palabras sestean en la hierba, prestas a su eterno oficio de desmayo en las cornisas del espíritu, las lajas húmedas -muros níveos de la escasa formulación-. Menguantes cuando las comisuras guardan verdades elementales como el rudimento de tu voz; tu preciso, tierno acecho.

Wednesday, 30 June 2010

Monday, 28 June 2010

Tuesday, 22 June 2010






"Pero cuando corrió por la calle, por entre charcos apenas interrumpidos, tuvo que dar unos trancos apoyando todo el zapato, hasta que de repente un húmedo hocico de caballo le rozó la frente. Ahí estaba el ómnibus. Velozmente accedió al compartimiento vacío; se sentó junto al vidrio, detrás del asiento del cochero, y acodó la espalda en el rincón pues ya había hecho todo lo que era necesario; puesto que si el cochero dormía ya se despertaría al amanecer; si estaba muerto ya vendría un cochero nuevo; pero si tampoco esto último sucediese ya llegaría con el tren de la mañana gente apurada que armaría barullo; en cualquiera de los casos uno puede permanecer tranquilo, puede, inclusive, cerrar la cortina de la ventanilla y esperar el sacudón con que este coche necesariamente emprenderá la partida."

Franz Kafka. 1907.

Sunday, 20 June 2010

__________we dance



Friday, 18 June 2010



...1, 2, 3, 4.a, 4.b, 4.c, 6... but specially,
be cArefUL of bEIng caReful!

Wednesday, 16 June 2010

* (cuevas de piedra hechas musgo por los años que regalan el más verde...)


EL ESTADO DE OSCURA LATENCIA TAMBIÉN TIENE GOTERAS.
ENTONCES -ENJUGÁNDOLAS CON EL PUÑO- CUALQUIERA SALE
DE SU CUARTO* ENTORNANDO LOS OJOS INFLAMADOS, CRUZA
EL PUENTE, MIRA EL KREMLIN Y SONRÍE CON URGENCIA:
- Jugá, Ruso. Jugá callado y vení a mí.

Monday, 14 June 2010


l o q u e c o m e s , v i v e s .

Monday, 7 June 2010

Tuesday, 1 June 2010


t e l e v i s i o n .

Monday, 31 May 2010

Thursday, 27 May 2010

Tuesday, 25 May 2010